El contenedor de 53 se impone como revolución logística por ser propiedad de miles de empresas en lugar de unas pocas navieras
Esta nota está referida a una oportunidad en Argentina, pero su impacto, especialmente junto a Brasil, podrá beneficiar a la región.
Argentina y el mundo se encuentran ante el comienzo de la economía de postpandemia y es una situación inmejorable para exprimir toda oportunidad de crecimiento pero, en plena crisis, las siete grandes navieras globales han ejercido su prevalencia acordando retirar buques, quintuplicar el precio de los fletes y hasta abandonando escalas sin previo aviso.
El contenedor de 40 pies es un estándar de la década de 1960, y es la pieza con la que las navieras condicionaron a la economía global
En conocimiento de la capacidad industrial manifiesta por parte de la Cámara de Fabricantes CAFAS para construir semirremolques, vagones y contenedores estandarizados en 53 pies, y del convencimiento, necesidad y capacidad de inversión del sector logístico del automotor de Argentina, representado en FADEEAC y en FAETyL, en invertir integrando las economías de los cuatro modos de transporte, desde AIMAS proponemos impulsar la fabricación y aplicación del contenedor de 53 pies para el mercado interno y regional, ya que es un dispositivo surgido en América del Norte, ya extendido a Brasil, y que es fundamentalmente de propiedad de las empresas de logística de los propios países y regiones.
Ante tal aumento desmedido de los costos logísticos y condicionamientos al comercio exterior entendemos que es tiempo de comenzar a fabricar en el país contenedores de 53 pies y sus respectivos semirremolques, e insertar este contenedor en el mercado interno, con el visto bueno de la logística del camión, el tren y el barco, lo que les permitirá aumentar la productividad, reducir huella de carbono y reducir costos logísticos con la estandarización del transporte para el comercio interior y regional.
Hoy, en “contenedores equivalentes” el comercio terrestre argentino transfronterizo de cargas generales con la región supera en 3 a 2 al realizado a través de los puertos nacionales y, en volumen, un tercio del comercio terrestre argentino es de carga general: productos de valor y de consumo masivo. Ambos flujos son totalmente contenerizables.
El 93% del PBI de América (Brasil, EEUU, Canadá y México) tienen institucionalizado como medida estandarizadora al contenedor de 53 pies, desarrollado mayormente por el negocio logístico e impulsado por el transporte automotor. Aquí no solo se abre la oportunidad de mejorar la logística con nuestros vecinos, a través del camión, el tren y el barco, sino que al seguir la línea de los países líderes de la región invitaremos al resto del cono sur a utilizar el mismo contenedor.
Argentina posee la capacidad industrial para comenzar la producción de contenedores casi inmediatamente, sumado al empuje del semirremolque de 53 pies hacia los países vecinos, junto con Brasil, hará que surjan demandas de dispositivos en el resto de los países del continente. Esto abrirá más negocios para la logística y para la industria metalmecánica de Brasil y de Argentina, atento a la situación ventajosa frente a los costos transoceánicos para traer los equipos desde otros sectores del mundo.
Esto se traduce, en parte, en la baja de gastos de dólares por importación y la posibilidad de aumentar los ingresos de la misma moneda por exportación, donde la integración intermodal regional, también acompañará al ingreso de divisas por servicios a los países vecinos, al tiempo que menores egresos de las mismas por reducir el propio costo en la logística compartida.
Estamos, como región, ante una posición revolucionaria: hacernos cargo de la logística nacional y regional, tanto desde el sector privado como del público.
Esa posibilidad de producción local y regional de cientos de miles de contenedores, semirremolques y vagones ferroviarios para el nuevo estándar, requerirá de una nueva cultura pública y privada en la que se comprenda que el contenedor ya no será inherente a la industria naviera transoceánica ni mucho menos solo parte del comercio exterior
Docenas, cientos de firmas de la logística y del automotor están en condiciones como para invertir en esos vehículos y en centros de transferencia, así como en espacios de operación de contenedores (depósitos), como las zonas francas que darán apoyo al comercio regional.
La pandemia nos puso frente a interrogantes que antes nunca se habían planteado, se desnudaron realidades y se despejaron certezas. Una de ellas es que la economía argentina esta conducida, no como un furgón de cola, sino como una locomotora, por la industria nacional y las pymes.
El desafío hoy es impulsar ambos actores. La implementación y fabricación del contenedor de 53 pies que facilitará el comercio de la industria nacional y las pymes, bajando los costos logísticos implicados por la modernización del sistema y generando miles de puestos de trabajo de calidad que se traducirán en consumo.
Bahía Blanca, Septiembre 1ero de 2021