Del contenedor de la naviera, al de todos los actores logísticos de todos los países y regiones
La crisis de contenedores que surgió en 2020 con la reducción de oferta por parte de las navieras más grandes, impactó en el comercio global, incluso, sobre el que no requiere subirse a barcos de ultramar.
Su contenedor estándar, que hace medio siglo que ya es más pequeño que los semirremolques que lo pueden trasladar en tierra, está en manos de muy pocas empresas navieras y, esas dos variables, ha hecho inviable la expansión de la contenerización hacia el resto del mercado, tanto interno de los países, como regional terrestre.
La logística terrestre ha perdido más de medio siglo al no lograr integrar a los modos de transporte. Eso también ha hecho perder al comercio global.
El comercio dentro de los países, en las regiones y en el Mundo, siempre avanzó en la mayor productividad de sus equipos de transporte.
El camión expandió su bodega desde 1960 a éste Siglo XXI en un 60%, así como el barco se multiplicó en más de 80 veces en la cantidad de contenedores que puede albergar.
Lo mismo los vagones de los trenes que, de tan solo 20 paletas por vagón en un contenedor, pasó a 60 paletas en dos contenedores en algunos países que suman al 26% del PBI global.
Toda aquella primera era del contenedor desde 1956, atravesó su segunda era con la implementación de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), pero esos cientos de miles de millones de dólares de intercambio global, han quedado condicionados a una caja que no evolucionó en 60 años, y donde el juego del mercado quedó al mando de media docena de gigantes globales.
En cambio, durante la década de 1990, en EEUU debatieron y probaron la implementación de nuevos tamaños, hasta que en 2000 quedó en firme el nuevo estándar de 53 pies para semirremolques y contenedores:, un estándar que aumentó en un 50% la cantidad de paletas dentro del contenedor; redujo hasta en un 42% el costo de la cadena de transporte intermodalizada y disminuyó la huella de carbono hasta en un 33% por paleta.
Ese estándar, que ya utiliza el 26% del PBI global (el 93% de América), es el contenedor de 53 pies (16,15 m), que impone como base la estandarización de los semirremolques a esa misma medida (tan sólo 65 cm más largo que los máximos actuales).
Desde 2017, la Asociación Intermodal de América del Sur, AIMAS, propone al universo de las empresas y organismos de transporte y logística, el paso hacia la estandarización en base a ese semirremolque de 53 pies y su contenedor, donde desde la crisis de sobreprecios y falta de contenedores del comercio internacional, ha encontrado que podrá constituir una revolución económica, ya que ese dispositivo será de propiedad, mayormente, de empresas de logística privadas de cada uno de los países, con lo que ningún grupo de firmas podría alcanzar a coludir (acordar precios sin competir).
En síntesis, el contenedor de 40 pies se constituyó en una pieza del mundo multimodal, donde los eslabones más grandes pueden condicionar al resto de los actores, mientras que el contenedor de 53 pies, nació de una estructura socioeconómica de máxima competencia, y es por eso que consideramos a la Tercera Era, la expansión del contenedor de 53 pies hacia el interior de regiones y países, como una revolución porque pondrá a la competitividad junto a la mayor productividad en un modelo que asegurará, también, una menor huella de carbono.