La extensión de la pobreza en el territorio de los países no es otra cosa que la reducción de la riqueza, de la capacidad de producirla. La logística y la telecomunicación son la puerta o el cerrojo a la capacidad de consumir y producir. Si no están o si son deficientes en su oferta, el trabajo comienza a ser inviable porque la inversión no es posible.
No es una cuestión de ideologías ni de formas de gobierno, sino simplemente una cuestión elemental: Si no hay como pedir un transporte para traer o llevar mercadería y/o si ese transporte no está o no puede llegar, no hay ecuación política, filosófica o mágica que pueda hacer que la economía sea posible en ese espacio territorial.
Un puerto vacío, un camino intransitable, un aeropuerto sin aviones o una vía sin trenes, no son más que el registro, el dato, que indica que el territorio que atendían fue abandonado por razón alguna. Sus pobladores, ricos o pobres, igualmente expulsados.
Intermodal, en sentido amplio, es una Economía de Transporte que cambia la forma de evaluar, de ofrecer logística (Si hay una multimodalidad ejercida por una única empresa, no es ni intermodal ni es para todos, sino sólo para algún rubro o lugar).
Las proposiciones que descreen de las economías interiores priorizando las masivas de pocos negocios sin valorización, solo disecan los territorios haciendo imposible la generación de nueva riqueza que no esté relacionada con ese único producto. El resultado es la expulsión poblacional hacia las periferias metropolitanas.
Solo hay que revertir el ejercicio. No dejar de pensar en el comercio exterior ni tampoco dejar de pensar en esos pocos rubros intensivos extractivos, sino volver a agregar con mejor oferta logística a toda la otra generación de valor de la economía interior que, por caso, también podrá generar exportaciones, pero masivas en precio, no tanto en toneladas.
Bahía Blanca, Noviembre 5 de 2020.